Bailar en tiempos de virus, confinamientos y primavera

    Era invierno cuando se paralizó el mundo y en su ciudad se decretó el estado de alarma. Y aunque una semana después el calendario ya marcaba primavera, aún nadie la había visto por allí.

     Se rumoreaba que ese año también había decidido confinarse no se sabía bien dónde. 

     De repente se percató de que ya llevaba 31 días encerrada en su casa.

     31 días esforzándose por mantener una convivencia ejemplar pero intuyendo que la calma no podría durar para siempre. En aquel espacio tan pequeño los encontronazos eran cada vez más frecuentes y ya no podía soportarlo. Lo odiaba con toda su alma y evitaba a toda costa ese silencio ensordecedor.

    Trataba de acallarlo llenando su cabeza de ruido y pensamientos pero, a pesar de tanto esfuerzo, Amanda se sentía cada día un poco peor.

     Y fueron pasando los días, y el esfuerzo se convirtió en lucha, y el agotamiento en desesperación.

    Y llegó el día en el que se derrumbó. Cayó al suelo, con la cabeza agachada entre las manos y los dientes apretados creyendo que ya no había vuelta atrás... cuando de pronto, su mano comenzó a agitarse como queriendo sacudirse la pena.

     Y a su mano le acompañaba el brazo en un intento por no dejarla sola.
 
     Y su cabeza se irguió de curiosidad. Y su cuerpo comenzaba a respirar como si de un pulmón se tratase.  

     Y en ese momento ya nada ni nadie podía frenarla.

     Después le siguieron sus manos, sus brazos, sus piernas, sus caderas, su cabeza...

     Su cuerpo vibraba y se retorcía escupiendo desde sus entrañas lenguas de dolor, rabia, frustración, miedo...

     ¡Estaba bailando!.

      Y bailó, y bailó....hasta caer exhausta y vacía.

      Y ahí se detuvo. Y por primera vez, escuchó el silencio... y sintió una ráfaga de color en su estómago.

      En ese momento supo que acababa de estallar la primavera.

     En estos días tan duros para todos,  en los que espero que tú y lxs tuyxs os encontréis bien, quiero recordarte que Bailar te ayuda y te mantiene con esperanza.

    Y es de responsabilidad gritar al mundo ese secreto a voces que puede cambiar las cosas en un abrir y cerrar de ojos.

    Por eso te animo a que te sumes al reto #doyoubailasencasa, para lanzar un mensaje que no podría expresarse con palabras.

¡Algunxs ya lo hemos hecho!.

Graba un video improvisado con tu teléfono en vertical, bailando.      Expresando cómo te sientes, cómo estás viviendo estos momentos, qué quieres decir al mundo...

    ¡Con ganas de recibir tu vídeo!.

    Maria Seoane 
    doyoubailas